SEDE: Plaza de armas

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jueves, 22 de enero de 2015

ORATORIA Y DECLAMACIÓN

Importancia de la Oratoria:

Muchas carreras o estudios como es la ingeniería, la ciencia, la música, el arte, etc., tienen su debida importancia, de lo contrario no se lo estudiaría, o no se tuviera el mínimo interés en aprenderlo. Así también ocurre con la oratoria, este bello arte que nos da la capacidad para poder expresar de manera segura, coherente y elocuente nuestras palabras, tiene su importancia.



Aprender oratoria hoy en día es un reto que muy pocos se atreven a intentarlo o aventurarlo, ya que la oratoria te permite hablar en público con la seguridad que irradia tu persona, aprendes técnicas y conceptos que te ayudan en cada aspecto de tu vida a ser mejor persona cada día. La importancia de la oratoria radica en que es imprescindible para poder abrirte las puertas a mejores oportunidades de vida, a mejores condiciones socioeconómicas, elevas tu moral, tu seguridad personal, entre tantos beneficios que serían largo detallar.



“La importancia de la oratoria radica en lo imprescindible que es para crecer positivamente como personas”



Hablar en público tiene mucha importancia, ya que mediante la oratoria creces como persona, este artículo está lleno de grandes beneficios que tú obtienes al aventurarte en este campo inmenso lleno de grandes oportunidades. Grandes oradores en la historia fueron reconocidos por el poder de sus palabras, siempre fueron ejemplo a seguir y respetados por la personalidad que tenían, entre ellos están grandes autoridades de gobierno en diferentes países, grandes empresarios, políticos, artistas, celebridades que con la elocuencia de sus palabras lograron conquistar el corazón de muchas personas alrededor del mundo.


Como siempre digo: “La oratoria es un bello arte que tiene su precio”, pero si tú pagas un mínimo precio, te aseguro que los réditos que recibirás serán GRANDES, grandes como el reconocimiento, respeto, admiración, buen nivel socioeconómico y cultural, y sobre todo lo más importante: La satisfacción personal, al saber que todo el esfuerzo valió la pena.
Estudiar oratoria, es tan importante hoy en día el saber comunicarse en sociedad, saber expresar lo que uno piensa y siente. Por tanto te aconsejo que dediques una hora mínimo por día para aprender y crecer como persona siendo parte de este bello arte, la oratoria.


Importancia de la Declamación:

Declamar es hablar con énfasis. Existen otras definiciones, pero la anterior me parece muy exacta y sencilla porque, aunque se debe interpretar un poema con naturalidad, también es cierto que no es lo mismo hablar comúnmente que declamar; la justa medida nos dice que “ponerle demasiada crema a los tacos”, hace que los oyentes rechacen el trabajo de quien declama en ese tono exagerado.



No es decir discursos, aunque se permite recurrir al tono de la Oratoria en la Declamación, pero sin abusar de este recurso, por ejemplo en poemas patrióticos. 

Quienes asesoramos, no debemos permitir los principales vicios que los nóveles suelen cometer: el grito sin sentido y el melodrama; si grita, que ese grito sea congruente, que el texto lo exija; que nazca del poeta y el declamador lo justifique.


Más lamentable todavía, cuando un sólo aspecto se toma como elemento central, para lograr con ello, en el mejor de los casos, un éxito efímero. 

Es frecuente entre concursantes aficionados el ademán llevado a los extremos; caer de rodillas en las imploraciones y rodar por el suelo ante la simple mención de la palabra “muerte”; exquisiteces del ridículo se pueden dar por el camino de lo melodramático. El hecho de presentarse en público, provoca a veces que tiemblen las piernas, que suden las manos, que tiemble la voz o que surja la laguna del olvido. Si no dominamos ese estado y le permitimos aflorar hasta el límite, entonces el aspecto externo de la actuación caerá en exageraciones, ajenas a la conciencia del declamador, pero notables al auditorio. El público ve los sacudimientos y aunque el poema resulte más interesante, no dejará de ser una mala nota en la presentación, el declamar con los músculos del cuello tensos o la mandíbula trabada; el juicio de los jueces será muy claro: el declamador ha recurrido a un pobre truco de actuación.


Declamar no es bailar ni ejecutar la técnica China del tai-chi, la cual consiste en hacer movimientos continuos del cuerpo, precisamente porque en ello domina la función corporal (y espiritual, a decir de los que saben) y en nuestro objeto de estudio, el centro es la palabra; ni en las niñas se propague este error. 


Mucho cuidado también con la ausencia de originalidad: la imitación; nadie declame como tú, si quiere ser bueno y no declames como nadie, si quieres ser auténtico.

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